En ocasiones, sin darnos cuenta, acabamos elogiando de los niños sólo ciertos aspectos. Parece evidente que les felicitamos sin ninguna duda cuando sacan buenas notas o cuando han tenido un logro personal concreto. A veces nos centramos tanto en el aspecto académico, por ejemplo, durante sus años de escolaridad, que podemos llegar a transmitirles que es lo único en lo que deben centrarse. Pero, ¿qué ocurre con su crecimiento y maduración cuando aprenden a llevar a cabo acciones que les convierten en «buenas personas»? ¿Están percibiendo realmente que ese es un aspecto muy importante que valoramos en ellos o, por el contrario, tienen la sensación de que es algo secundario? Pues bien, un estudio llevado a cabo en la Universidad de Harvard muestra que un alto porcentaje de los niños tienen la impresión de que ocurre lo segundo.
En el siguiente enlace se resumen las conclusiones del estudio y la propuesta que hizo dicha universidad para educar transmitiendo a los hijos que los valores como la solidaridad y conseguir la felicidad de todos (y no solamente la individual sin tener en cuenta la ajena) son también aspectos prioritarios en nuestras vidas.