La educación emocional

Como padres nuestro objetivo principal es la educación y el bienestar físico y emocional de nuestros hijos. Queremos que nuestros hijos ante todo sean felices, aprendan a ser buenas personas, debemos inculcar desde casa los valores morales: los valores morales nos permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto. Valores como la honestidad, el respeto, la gratitud, la lealtad, la tolerancia, la solidaridad y la generosidad, entre otros. Todo esto para que ellos sean capaces de desenvolverse en la vida y sepan buscar su camino.

Educamos a los niños de forma integral: intentamos dar la mejor formación académica, educamos en valores pero ¿la educación emocional? ¿La tenemos presente en nuestra vida? ¿Educamos emocionalmente a nuestros hijos? ¿Es tarea de la familia?

La familia es el entorno donde se da el desarrollo de competencias emocionales, los lazos emocionales hacen necesario que padres e hijos puedan aprender a ser emocionalmente inteligentes, gestionar emociones y todo ello para lograr el objetivo de vivir todos con mayor bienestar.

Y como padres, ¿qué hacemos? ¿Analizamos nuestras emociones a la hora de hablar con nuestros hijos? Muchas veces, pedimos a nuestros hijos aquello que no somo s capaces de hacer, les pedimos que no griten, gritando, les pedimos que jueguen y no les enseñamos a jugar…

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¿Qué debemos hacer como padres? Otorgar tiempo a nuestros hijos, en exclusiva, aunque sea poca la cantidad. Ellos quieren sentirse especiales con nosotros, necesitan nuestra atención, nuestras pautas incluso necesitan normas y límites porque se sienten más seguros.

¿Cómo lo tenemos que hacer? Con mucha paciencia, escuchando, diciendo lo que queremos decir, el poder de nuestras palabras es inmenso, nuestras expectativas hacia nuestros hijos marcan su camino y su personalidad, ofreciendo espacios de aprendizaje, no sobreprotegiendo…

La Disciplina Positiva es una metodología que tiene sus orígenes en los años 20 en las ideas de Adler y Dreikurs. Pero es a partir de los años 80, con Jane Nelsen, se sistematizó, experimentó y se ha comprobado hasta el momento actual, el beneficio de esta manera de educar. Nelsen nos ofrece ocho pautas para implementar la Disciplina Positiva con nuestros hijos:

  1. .Implicar al niño: En la creación de rutinas, con el uso de opciones limitadas o dándole oportunidades para ayudar
  2. Enseñar el respeto siendo respetuoso
  3.  Utilizar el sentido del humor
  4. Entrar en el mundo del niño
  5.  Decir lo que se quiere decir, mantenerlo con cariño o firmeza
  6.  Ser paciente
  7.  Actuar, no hablar y supervisa
  8. 25 Aceptar y valorar la singularidad del niño