Si ser padres es difícil, llegado el momento de la adolescencia, la situación se complica. Aparecen nuestros temores y miedos y, sin querer, cometemos errores que nos llevan a reducir la comunicación con los hijos.
Es un periodo de seguimiento donde la paciencia y la cercanía benefician esa comunicación; si lo conseguimos, ellos nos contarán sus inquietudes en vez de ocultarnos lo que les preocupa.
Os animamos a que entréis en este enlace en el que nos orientan de cómo hemos de mantener el papel los padres si queremos estar cerca de ellos y poderles guiar en los problemas que se les plantean.