¿Cómo enseñamos a los niños a ser pacientes?

 

La impaciencia es algo muy común en los niños, no les gusta esperar. Ellos no entienden por qué no pueden obtener las cosas cuando quieren ya que su sentido del tiempo es diferente al nuestro. Cuando se les hace esperar, el período de tiempo que transcurre para ellos es muy largo.

De forma gradual y poco a poco el niño puede ir aprendiendo a ser más paciente aunque para ello necesite la ayuda de un adulto. Para ello podemos enseñarles algunas estrategias como: dar ejemplo (ellos aprenden por imitación y son grandes observadores), ser comprensivo con sus limitaciones, poco a poco introducir esperas en su rutina diaria, no ceder a sus rabietas y explicar por qué hay que esperar.

En el siguiente enlace también pueden encontrar  consejos para intentar que la paciencia de los niños mejore.

Los niños necesitan ser felices, no ser los mejores

 

Hoy en día, los adultos vivimos más preocupados por el futuro de los niños que por el propio presente que viven. Por ello, programamos su día a día enfocado a su educación y aprendizaje de cara a un buen futuro laboral. Nos olvidamos de que los niños tienen que ser niños, tienen que reír y jugar, tienen que saltar y cantar, tienen que mancharse de barro, en definitiva, tienen que disfrutar sin que esa actividad esté enfocada en un objetivo académico. También deben de jugar y disfrutar sólo como algo lúdico.

Por ello, en esta publicación, se muestran algunos de los inconvenientes de empujar a los niños hacia el éxito, los aspectos importantes qué deben saber realmente los niños y lo que no deben de olvidar los padres.

 

Pérdida de un ser querido

La pérdida de un ser querido es uno de los hechos mas doloroso y estresantes que existe.  Desde el momento que conocemos la noticia se inicia el llamado proceso de «Duelo» que se desarrolla en distintas fases  para poder recuperarnos de esta herida psicológica.

En los niños es importante tener en cuenta su desarrollo evolutivo para poder identificar mucho mejor lo que puede estar sucediendo en su interior. Antes de los 4 años no existe una idea clara de lo que es la muerte. Un poco mas tarde los niños siente que es un proceso reversible y no tiene sentido para ellos el concepto «para siempre». Es entorno a los 10 años cuando se tiene una idea mas ajustada de la muerte.

Esta semana os dejamos un  enlace con la propuesta de diez libros infantiles y juveniles que pueden ser de gran ayuda para estos difíciles momentos.

 

¡NO! ¡No quiero hacerlo! 6 consejos para afrontar la etapa negativista.

1. Explicar sin reñir: Muchas veces pensamos que saben ya todas las normas básicas. En ocasiones, sólo se saltan normas porque no las conocen y están probando “que ocurre si hago esto…” Hay que decirles tranquilamente que eso no se hace y enseñarles una alternativa.

2. No a los gritos: Si nos dejamos llevar por la rabieta, pataleta y empezamos a gritar, podemos llegar al absurdo de decir gritando “¡NO GRITES!”. Si le hablamos suavemente, le distraemos, redirigimos los intereses del momento, habrá más calma para tratar el tema.

3. Hacemos las cosas a modo de juego: Divertirse haciendo las cosas cotidianas es productivo, podemos participar en un concurso de “ser el más rápido vistiéndose”, a ver quién llega antes hasta la bañera… Acabaremos la tarea con satisfacción doble: se ha hecho la tarea y hemos pasado un rato divertido.

4. En vez de prohibir, enseñamos con motivos: No es lo mismo decir “No saltes encima del sofá” que decir “en el sofá mejor sentados, si lo ensucias luego no nos podremos sentar”. Explicar una misma cosa de forma positiva es una buena ejercitación para los padres a cualquier edad.

5. La forma de sancionar: Es necesario que las amenazas de los padres sean seguidos por efectos reales, de lo contrario se pierde la credibilidad y la efectividad.

6. Los refuerzos positivos: El niño necesita felicitaciones. Cuando se lo merece, debe ser felicitado por lo que ha hecho. Son necesarios los momentos de cariño, de reconocimiento por lo bueno que ha sido y de dar en cierto momentos esos “mimos” tan necesarios para los más pequeños.

5 CLAVES PARA MEJORAR EL AMBIENTE FAMILIAR

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Todos hemos leído muchas pautas para implantar normas y límites a nuestros hijos. El trabajo que debemos hacer no es sólo leer y aplicar, sino que hay un paso intermedio al cual se debería conceder la máxima importancia: adaptar las pautas a nuestra realidad. Preguntarnos: ¿Las puedo aplicar habitualmente? ¿Puedo incorporar estas pautas a mis rutinas y hábitos de vida? ¿Puedo hacerlo en el tiempo que tengo de dedicación a mis hijos?

Para ayudaros, queremos ofrecer unas pautas sencillas, abiertas y con posibilidades de adaptación a cada familia de nuestro Colegio.

  1. Acordar normas entre progenitores o personas que están al cargo de la educación de los niños. No podemos ofrecer normas contradictorias y permitir lo que otros no permiten, sólo causaremos confusión.
  2. Ayudaremos a los pequeños a organizarse estableciendo rutinas. Ellos sabrán lo que van a hacer después y eso les da tranquilidad.
  3. Ser claro y conciso cuando demos consejos o indiquemos si algo está bien o mal. Si decimos frases como “Pórtate bien”, “Eres un torpe”, “Siempre lo haces mal”… nos vamos a generalizaciones que no ayudan a los pequeños porque no lo entienden. Debemos ser concretos: Has recogido los juguetes bien, hoy has comido bien, no rompas los juguetes, lo has hecho genial (justo después de realizar una acción),
  4. Hablar con un lenguaje claro y frases muy cortas, en tono firme pero tranquilo. De nada nos sirve dar grandes argumentaciones a los pequeños, ni repetir la misma frase como un disco rayado. Frases cortas y dar tiempo para que se cumplan.
  5. Establecer consecuencias a sus actos. No nos vale el simple hecho de premios o castigos materiales, si hace algo bien debemos valorarlo y si hace algo mal dejar que asuma su consecuencia sin enfadarnos (si rompe un juguete explicarle que no puede jugar más con él…).

Las normas para los pequeños son una guía, ellos no saben que se debe y que no se debe hacer por lo que van poniendo a prueba todas las posibilidades, será nuestra reacción a sus hechos lo que les refuerce o no sus conductas.

Si las normas son sencillas y claras ellos se sentirán más seguros porque las comprenden y les ofrecemos un apoyo para seguir desarrollando su personalidad.

Aplicando el sentido común a la hora de educar a nuestros hijos lograremos una evolución de su comportamiento positivo. De este modo los miembros del ámbito familiar nos encontraremos en armonía a la hora de tomar decisiones e involucrados en la educación.

La motivación en los niños

 

El tema de la motivación siempre ha sido de gran interés, abarca muchos aspectos de nuestro día a día. Hace referencia a la acción o el motivo que nos impulsa a hacer algo y esto dentro del proceso de enseñanza /aprendizaje forma un papel fundamental.

Por tanto, tenemos que tener en cuenta la motivación en los menores, ya que de ello depende su atención, aprendizaje, valoración social, satisfacción de realizar un trabajo bien hecho, superación personal, autonomía, etc. Además, el papel del adulto, debe ir dirigido a las expectativas que fijemos en ellos y las oportunidades de éxito que les ofrezcamos.

A continuación les indicamos estrategias para fomentar la motivación en los niños:

  • Evitar las críticas negativas y mantener una actitud positiva.
  • Conocer las causas del éxito o del fracaso.
  • Promover actividades donde el riesgo de fracaso es menor.
  • Mantener un diálogo abierto.
  • Involucrarlos en las decisiones.
  • Apoyarles.
  • Crear un ambiente abierto y positivo.
  • Ayudarles a sentirse valorados dentro de un grupo (amigos, familia, clase…).
  • Tratarlos con respeto y confianza.
  • Contarles nuestras propias vivencias personales.
  • Reconocer su esfuerzo.
  • Darles tiempo para realizar su trabajo, cada persona tiene su propio ritmo de trabajo.
  • Enseñarles a aprender de los errores y verlos como una oportunidad para aprender a mejorar.