Muchos hemos observado en innumerables ocasiones cómo somos capaces de retener la información de un libro que estemos leyendo, un artículo o una película que nos resulte interesante. Basta con verlo una sola vez, para retener todo tipo de datos e incluso detalles que no son relevantes. Esto es algo que, por supuesto, también experimentan nuestros alumnos. Muchos se preguntan por qué cuando lo que tienen que retener es de contenido académico, les cuesta mucho más.
La razón de esta diferencia podría estar en la curiosidad, en el interés que suscitan ciertas historias de por sí. Los mecanismos cerebrales que se activan en ese estado de curiosidad favorecen de una manera evidente el aprendizaje y la asimilación de datos (estén relacionados o no con el objeto de interés inicial).
En este artículo se resumen los datos y conclusiones de un estudio presentado en una revista sobre neurociencia que analiza la influencia real de suscitar curiosidad e interés intrínseco en la memorización y el aprendizaje, algo que puede ser de mucha utilidad para conseguir esa condición en los niños y adolescentes para el día a día en el estudio.