¡ Vamos a aprender jugando !

 

El juego como herramienta de aprendizaje.

Para los niños el juego es una forma de ocio que les ayuda a divertirse y relajarse, pero lo que ellos desconocen es que el juego también es una herramienta muy útil para aprender, y sobretodo para hacerlo de una forma amena a través de la experiencia.

Todo juego tiene que tener una intencionalidad ya que  nos ayuda a conseguir un cambio y lo más importante del juego es el proceso, no el fin.

Para poder plantear un juego didáctico, antes debemos de pensar en: qué se quiere trabajar, cúal es el objetivo que queremos cumplir, cómo se llevará a cabo el proceso y de de qué recursos disponemos.

¿Qué debemos de conocer para poder llevarlo a cabo?. Debemos de:

  • Dominar los contenidos que queremos trabajar.
  • Despertar el interés de los niños.
  • Adaptar el juego a la edad con la que se va a trabajar.
  • Aprender a dirigir el juego.
  • Establecer las reglas del juego.
  • Practicar el juego antes de llevarlo a cabo con los niños.
  • Preparar todo antes de que comience el juego.
  • Preparar otra actividad por si el grupo se cansa.
  • Prevenir posibles dificultades que se puedan encontrar.

¿Qué obtenemos a través del juego?

  • Fomentar valores y conocimientos.
  • Aprender a dirigir.
  • Trabajar en equipo.
  • Fomentar la competición sana.
  • Generar expresividad y confianza en sí mismos.

Tener curiosidad: la mejor condición para aprender

Muchos hemos observado en innumerables ocasiones cómo somos capaces de retener la información de un libro que estemos leyendo, un artículo o una película que nos resulte interesante. Basta con verlo una sola vez, para retener todo tipo de datos e incluso detalles que no son relevantes. Esto es algo que, por supuesto, también experimentan nuestros alumnos. Muchos se preguntan por qué cuando lo que tienen que retener es de contenido académico, les cuesta mucho más.

La razón de esta diferencia podría estar en la curiosidad, en el interés que suscitan ciertas historias de por sí. Los mecanismos cerebrales que se activan en ese estado de curiosidad favorecen de una manera evidente el aprendizaje y la asimilación de datos (estén relacionados o no con el objeto de interés inicial).

En este artículo se resumen los datos y conclusiones de un estudio presentado en una revista sobre neurociencia que analiza la influencia real de suscitar curiosidad e interés intrínseco en la memorización y el aprendizaje, algo que puede ser de mucha utilidad para conseguir esa condición en los niños y adolescentes para el día a día en el estudio.

La motivación en los niños

 

El tema de la motivación siempre ha sido de gran interés, abarca muchos aspectos de nuestro día a día. Hace referencia a la acción o el motivo que nos impulsa a hacer algo y esto dentro del proceso de enseñanza /aprendizaje forma un papel fundamental.

Por tanto, tenemos que tener en cuenta la motivación en los menores, ya que de ello depende su atención, aprendizaje, valoración social, satisfacción de realizar un trabajo bien hecho, superación personal, autonomía, etc. Además, el papel del adulto, debe ir dirigido a las expectativas que fijemos en ellos y las oportunidades de éxito que les ofrezcamos.

A continuación les indicamos estrategias para fomentar la motivación en los niños:

  • Evitar las críticas negativas y mantener una actitud positiva.
  • Conocer las causas del éxito o del fracaso.
  • Promover actividades donde el riesgo de fracaso es menor.
  • Mantener un diálogo abierto.
  • Involucrarlos en las decisiones.
  • Apoyarles.
  • Crear un ambiente abierto y positivo.
  • Ayudarles a sentirse valorados dentro de un grupo (amigos, familia, clase…).
  • Tratarlos con respeto y confianza.
  • Contarles nuestras propias vivencias personales.
  • Reconocer su esfuerzo.
  • Darles tiempo para realizar su trabajo, cada persona tiene su propio ritmo de trabajo.
  • Enseñarles a aprender de los errores y verlos como una oportunidad para aprender a mejorar.