Hoy 30 de Noviembre se celebra el Día Internacional de los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Pero está claro que esta problemática va creciendo día a día y es fundamental que la recordemos a diario para poder tomar cartas sobre el asunto desde todos los abordajes.
Estos trastornos no ocurren de la noche a la mañana y es muy importante que desde pequeños, los padres, familia, amigos, profesores, colegios, administración pública, entidades privadas y un largo etc en esta cadena de eslabones, inculquemos valores, estemos atentos, escuchemos, observemos, enseñemos y eduquemos a nuestros niños.
Muchos habéis escuchado TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA, pero sabemos realmente qué es, a quién le puede tocar, sólo pasa en mujeres, a qué edades?. ¿A dónde recurrir?. ¿Qué hacer?
ANOREXIA NERVIOSA
Preocupación obsesiva sobre la alimentación, fobia extrema a ganar peso y control del mismo. Cursa con bajo peso y en mujeres provoca pérdida de la menstruación. En la mayoría de casos, estas personas sienten el deseo de seguir bajando peso aunque estén muy por debajo del considerado normal para su altura y talla. Existe restricción de alimentos.
BULIMIA NERVIOSA
Pérdida de control vinculado a problemas de manejo emocional. La persona expresa un importante malestar después de efectuar el atracón. Su objetivo es un fuerte deseo obsesivo de perder peso.
TRASTORNO POR ATRACÓN
Presencia del atracón como manifestación principal, pero a diferencia de la bulimia no hay conductas compensatorias Se trata de personas con sobrepeso que han intentado múltiples dietas sin éxito, estando con frecuencia el uso de la comida vinculado a conflictos emocionales. Es fundamental diferenciar este trastorno de la obesidad o el sobrepeso, ya que su tratamiento deberá ser muy distinto.
En todas estas situaciones está más que claro que no es sólo un hecho aislado de problemática nutricional, sino más bien, problemas psicológicos, ambientales, emocionales. El adecuado tratamiento es el abordaje multidisciplinar, donde el eje principal será psicológico bajo supervisión nutricional y psiquiátrica. Y no sólo se debe intervenir en la persona afectada con TCA sino a toda su familia, es decir, su entorno
Como nutricionista, me gustaría hacer algunas observaciones en los adultos en cuanto a los modelos, ejemplos o comentarios que podamos transmitir a los más pequeños, tanto sean voluntarios como involuntarios:
- Evitar hablar de dietas o cánones sociales delante de ellos
- No existe alimento bueno o malo, no premiar ni castigar con ellos
- Si el peque está satisfecho y no quiere comer más, debemos dejar de decir la famosa frasee: hasta que no te comas toda la comida, no te levantas…
- Tener en cuenta las cantidades adecuadas que deben comer los peques acorde a su edad, sexo, gustos, y los nutrientes necesarios. Por eso es vital, hacer visitas de consulta con dietistas-nutricionistas sobre educación nutricional. No podemos pretender dar porciones a niños de adultos
- Involurar a los peques en la compra de los alimentos y en la elaboración de los mismos
- Motivarles, escucharles. Tener atención a los programas que puedan ver por tv, vía online, etc.
- Que hoy no quiera comer tomate, por ejemplo, no quiere decir que NUNCA MÁS. Hay que respetarles. El paladar se re-educa y posiblemente en unas semanas, meses o año, quiera tomarlo
- Es crucial que el alimentarse sea asociado con un “disfrute” en familia, masticando despacio, conversando del día y no que se convierta en un momento de frustración o castigo.
- Fomentar buenos hábitos desde pequeños. Tomar fruta, verdura, cereales de grano entero, alimentos frescos, lácteos, carnes magras, hacer ejercicio. Pero todo esto no sólo se lo tenemos que decir a nuestros hijos, sino también hacerlo. Ellos son espejos y esponjas de lo que hacemos como padres. Hay que predicar con la frase. Haz lo que yo digo pero también lo que yo hago…..”
Luján Soler
Nutricionista
Decana de Codinma (Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid)