5 años
Semana de la ciencia
Debido a la Semana de la ciencia que se va a celebrar esta semana en el cole, hemos trabajado un poco la Prehistoria, en concreto la forma de alimentarse y como cazaban.
Para ello hemos realizado con palos, plasti, pintura y cuerdas, una serie de herramientas que utilizaban para cazar, hachas, lanzas, martillos, cañas de pescar… y este ha sido el resultado.
El Jardinero J
Últimamente los lunes han pasado a ser nuestro día favorito, y es que es cuando el Señor Estudioso nos trae la letra nueva.
Esta vez la letra nos la hemos encontrado en la jardinera de clase, pobrecito estaría muerto de frío!! y es que esta letra es el Jardinero J, encargado de cuidar las plantas y jardines del País de la letras. Estamos super contentos porque ya podemos escribir los nombres de nuestros amigos Juan, Jimena, Julia… entre muchas otras.
Aquí os dejamos el cuento para que sepáis un poquito más de él.
En el palacio del País de las Letras hay un jardín muy grande que siempre está lleno de flores, especialmente en primavera, que es cuando muestran sus mejores colores, deseosas de saludar al cielo, al sol, a los pájaros…
Las flores saludan a la gente meneando sus cabecitas, como diciendo: «Buenos días, señores, ¿se han fijado qué buen tiempo hace? ¿Y en lo bien que olemos? Nosotras estamos contentas viendo feliz a todo el mundo».
En cambio, durante el invierno, como la nieve lo cubre todo, las flores, que son muy perezosas y huyen del frío, se quedan arropadas debajo de la tierra.
Entre las flores hay violetas, tulipanes, jjjjacintos y jjjjazmines, estos últimos son los preferidos de nuestro jardinero. ¿Por qué será?… Porque sus nombres empiezan igual que habla el señor J…
El señor J es jardinero porque le encantan las flores y porque su forma de hablar es: «Jjjj, jjjj, jjjj, jjjj». ¡Qué bien! Si nos hacemos sus amigos, alguna vez nos regalará un gran ramo de rosas, claveles o lilas, que son algunas de las flores que hay en el jjjjardín.
El jardinero J cuida las flores con mucho cariño, y por eso están tan bonitas. Para que no pasen sed, las riega poco a poco, y, para que no tengan hambre, les da abono, que es su comida favorita. Abono… ¡Qué palabra más rara! Podéis aprenderla para decirles a vuestros padres que se lo echen a las plantas. Cuando hace frío, el jardinero J guarda las plantas en el invernadero, que es una habitación con muchos cristales por donde entran la luz y el sol. Allí, las plantas están calentitas. Cuando hace demasiado calor, coloca unos toldos en el jardín para que no se pongan mustias.
El señor J trabaja mucho para mantener bonito el jardín. Tiene que remover la tierra para que esté blanda y fresca, pedir a las hormigas que dejen tranquilas a las flores y se vayan al bosque, y vigilar que los mosquitos, las moscas y las cucarachas no las estropeen. También hay que limpiar las flores, quitarles las hojas secas y arrancar las malas hierbas que crecen entre ellas y las dejan sin comida. Los gigantes, como les da mucha rabia que en el País de las Letras haya un jardín tan precioso, ponen, en el aire frío que mandan con sus bocas, semillas de hierbas malas y plantas venenosas para perjudicar a las flores.
Vosotros debéis tener cuidado de no morder hojas ni plantas, no vaya a ser que alguna sea venenosa, como las que mandan los gigantes.
El jardinero J quiere mucho a la princesa I, a la princesa O y al príncipe E, pero debe vigilarles, porque a veces con sus juegos lo estropean todo y le dan mucho trabajo. Acaban poniéndole nervioso. Sobre todo el príncipe E, que le corta las rosas, se sube a los árboles, se deja caer en cualquier sitio o se esconde detrás de las mangas de riego y las enchufa poniéndolo todo perdido de agua, tanto que, si las flores pudieran hablar, dirían: «¡Socorro, que me ahogo!». Pasa mucho rato charlando con los príncipes y contándoles viejas historias. Todos se sientan en el suelo y el señor J empieza a contar: «Érase una vez…». Bueno, lo que él dice es: «Jjjj, jjjj, jjjj, jjjj», pero que quiere decir: «Érase una vez…». Los niños escuchan muy atentos y a veces preguntan: «¿Iiii?», «¿Eeee, eeee?», «¿Oooo?». Otras veces hablan todos juntos, pero ordenadamente, porque, si no, nadie se entiende: «Jjjje, jjjji, jjjjo». Algunas veces los reyes bajan al jardín y se unen a la conversación: «Jjjja, jjjju». Las demás letras también acuden a charlar y todas le felicitan por lo bonito que está el jardín. Fijaos en su cuerpo: es bastante largo, pero no ha crecido hacia arriba, sino hacia abajo, de tanto asomarse al pozo, y le gustaría ser tan largo como para llegar al fondo sin necesitar una cuerda para sacar el agua.No os olvidéis; miradlo bien. Ahora pensamos palabras con el señor J: jabón, junio, judía…
Les nombres…on compte à rebours!
Les élèves de cinq ans ont révisé les nombres de 1 à 10. On les connait assez bien, mais nous avions du mal à compter à rebours. Nous avons bien appris ce sujet à travers deux vidéos:
D´une part, les vidéos du site “mais quelle histoire”: nous avons connu l´histoire des dix poussins qui se cachent et qu´il faut bien les retrouver et cette autre vidéo qui révise plein de vocabulaire:
Et d´autre part la chanson des chiffres:
3,2,1 Fusée! À bientôt!
HAPPY HALLOWEEN!!!!
El Señor del dinero
Hoy el Señor Estudioso ha venido acompañado del Señor del dinero y nos han traído muuuuuuuuuchas monedas de chocolate, ya que esta letra nueva es la encargada de cuidar el dinero del País de las letras.
Aquí os dejamos el cuento de esta letra nueva para que sepáis un poquito más de ella.
En el País de las Letras hay un señor encargado de guardar el dinero: el señor D; sí, es la letra para decir ddddinero. Además de guardar el dinero, se encarga de acompañar a los reyes cuando van de compras, porque es el responsable de pagar.
Desde que se hizo cargo de este trabajo, colocó el dinero en una mochila y se la colgó en la espalda. Al principio tenía dos correas para sujetarla, pero, como lleva siempre mucho dinero, se le rompió una de ellas y todavía no ha tenido tiempo de arreglarla. La bolsa le cuelga hasta el trasero y le pesa mucho.
Gracias a su mochila, que está siempre llena de monedas, pudo salvarse una vez. Veréis lo que pasó…
Un día, el rey le dijo: —Ve al banco a llevar todo el dinero que nos han pagado y el que hemos ahorrado. Ten mucho cuidado, no lo vayas a perder ni dejes que te roben los ladrones.
—No os preocupéis —dijo el señor D—, soy muy cuidadoso y además me acompaña Timbo, el elefante del príncipe E; con él no creo que nadie se atreva a atracarme.
—Bien, bien —contestó el rey—, ya sabes que si te pasa algo, nos quedaremos arruinados.
El señor del ddddinero recogió las monedas y las metió en la mochila. Luego bajó al jardín a buscar al elefante, que estaba regando las flores con su trompa. El elefante se puso muy contento al ver al señor D porque siempre le traía ddddátiles.
El señor D y el elefante llegaron al banco: el elefante tuvo que quedarse en la calle porque no cabía por la puerta. Solo entró el señor D con el dinero. ¡Qué susto se dio cuando vio que unos ladrones estaban atracando el banco y cargando el dinero en unos sacos para llevárselo en un coche!
El tesorero D o señor del dinero El señor D era valiente y, sin dudarlo ni un momento, hizo como si fuese a quitarse la mochila, pero, en lugar de hacerlo, dio una vuelta con ella para coger impulso; así, (Imitar el movimiento.) y empujó con la pesada bolsa, llena de monedas, al ladrón que le esperaba. Al seguir dando vueltas, empujó también a otro ladrón que estaba de espaldas y lo dejó sentado con la cabeza en un sillón. El elefante, que lo estaba viendo todo, metió la trompa por la ventana y agarró por los pies al ladrón que estaba en el sillón y lo dejó en la rama de un árbol. ¡Qué risa daba verlo!
El último ladrón quiso escapar aprovechando que el elefante estaba distraído, pero ¡eso se había creído! No estaba distraído, no. Al salir, lo cogió con la trompa por la cintura y, ¡zas!, lo metió… ¿A qué no sabéis dónde?… Dentro del camión de la basura que estaba aparcado delante del mercado. ¡Qué risa daba! Se quedó con la cabeza entre las hojas de las lechugas, las pieles de las patatas, las naranjas podridas y los papeles sucios.
Luego el elefante lo cogió por las piernas y lo puso junto al otro en una rama más alta. Estaba sucio y lleno de basura por todos los lados. El señor D tocó el timbre de alarma y la policía vino a buscar a los ladrones para llevárselos a la cárcel. La gente gritaba: «¡Viva el señor D! ¡Viva el elefante!».
Los reyes llamaron al señor D para felicitarle, y toda la Familia Real estuvo presente. Le invitaron a pasear con ellos y se hicieron buenos amigos. Los príncipes siempre querían que les contara su aventura con los ladrones y a él le gustaba hacerlo.
Arte Romano: Los Mosaicos
Como todos los viernes toca proyecto, y en esta ocasión ha tocado trabajar el arte romano, en concreto los mosaicos.
Hemos podido ver en Internet como eran los mosaicos que ellos realizaron, y después nosotros hemos realizado los nuestros propios. Para ello hemos utilizado bastoncillos de oídos y pintura de dedos, y aquí podéis ver lo preciosos que nos han quedado.
Having fun making patterns!
La dotora T
La doctora T
Hoy ha venido a visitarnos la doctora T, se encarga de cuidarnos cuando estamos malitos, así que esta vez estaba escondida en la enfermaría del cole, hemos tenido que ir todos a buscarla allí.
Aquí os dejamos el cuento para que podáis saber un poquito más de ella:
¿Os he contado que en el País de las Letras hay un hospital? La médica más importante de este hospital, a la que más quieren los niños, es la doctora T. (Sonido fónico.) Siempre lleva en la mano un ttttermómetro y no para ni un momento, porque todos los que se ponen enfermos dicen: «¡Que venga la doctora T! ¡Yo quiero que me cure la doctora T!»… Cuando la visitan los niños, los recibe sentada y con los brazos bien abiertos para darles un abrazo al tiempo que dice muy contenta: «Tttt, tttt, tttt, tttt»; que quiere decir: «Hola, ¡cuánto tiempo sin verte!». (Imitar a la doctora T.) La doctora tiene también en la sala de espera una mesa llena de ttttebeos, un televisor para que los niños no se pierdan los dibujos animados, ttttartas de manzana o chocolate por si tienen hambre y quieren merendar, ttttubos vacíos para que jueguen a los médicos y no se aburran, y ttttijeras para recortar papeles de colores. Esta doctora cura de una forma muy agradable: receta jarabe de fresa, de limón, de chocolate, de vainilla…, y cuando los niños se lo beben, no sabe a jarabe, sino a batidos de fresa, limón, chocolate o vainilla… ¡Qué buena idea!, ¿verdad?
Un día, la princesa I se puso enferma. Como no mejoraba y no dejaba de toser, «iiii, iiii, iiii, iiii», sus papás llamaron a la consulta de la doctora T, igual que hacen vuestros padres cuando os ponéis enfermos. Cuando la princesa se enteró, se puso a llorar, porque no quería ir a la consulta. —¿Por qué no quieres ir? —le preguntó su mamá. —Porque la doctora me pregunta siempre por qué no como más…, y luego me dice que tengo que tomar mucho ttttomate porque tiene muchas vitaminas, y aunque no me gusta, me lo tengo que comer: «Iiii, iiii, iiii, iiii». Al llegar a la consulta y ver encima de la mesa el montón de ttttebeos, se puso a mirarlos y, poco a poco, se fue tranquilizando. También su hermana, la princesa O, que había querido acompañarla para estar a su lado, le contó la historia de un niño tan pequeño como un garbanzo. La princesa I se olvidó del motivo de la visita hasta que la doctora la hizo pasar a la consulta y, de nuevo, comenzó a llorar: «Iiii, iiii, iiii, iiii». (Imitar el llanto de la princesa.) La doctora T le preguntó con cariño por qué no quería visitarla. Cuando la princesa I se lo contó, la doctora se dirigió a un armario y sacó un hermoso ttttomate. Con mucho cuidado lo cortó y lo colocó en un plato. También del armario sacó un botecito de sal y una botella que contenía un líquido del color del oro. La princesa I no apartaba la vista de la doctora. Así pudo ver cómo la doctora echaba un poquito de sal sobre el trocito de tomate y lo rociaba con ese líquido dorado. —Es aceite de oliva. Verás qué sabor tan delicioso —le dijo a la princesa. Aunque al principio la princesa I se resistió un poco, al final probó el tomate que la doctora le había preparado. Su boca se llenó de un delicioso sabor. El tomate con aceite y sal le pareció muy sabroso. «La doctora T tiene soluciones para todo», pensó la reina. Desde aquel día, la princesa y la doctora se hicieron muy buenas amigas.
Psicomotricidad en Inglés
Hoy queremos enseñaros con estas fotos una clase de Psicomotricidad en inglés con Harvey.
Con él trabajamos la coordinación, el equilibrio, la lateralidad, hacemos juegos de fuerza, destrezas óculo-manuales. Y todo ello en inglés.
Pero sobretodo lo pasamos genial!