El Jardinero J

Últimamente los lunes han pasado a ser nuestro día favorito, y es que es cuando el Señor Estudioso nos trae la letra nueva.

Esta vez la letra nos la hemos encontrado en la jardinera de clase, pobrecito estaría muerto de frío!! y es que esta letra es el Jardinero J, encargado de cuidar las plantas y jardines del País de la letras. Estamos super contentos porque ya podemos escribir los nombres de nuestros amigos Juan, Jimena, Julia… entre muchas otras.

Aquí os dejamos el cuento para que sepáis un poquito más de él.

En el palacio del País de las Letras hay un jardín muy grande que siempre está lleno de flores, especialmente en primavera, que es cuando muestran sus mejores colores, deseosas de saludar al cielo, al sol, a los pájaros…
Las flores saludan a la gente meneando sus cabecitas, como diciendo: «Buenos días, señores, ¿se han fijado qué buen tiempo hace? ¿Y en lo bien que olemos? Nosotras estamos contentas viendo feliz a todo el mundo».
En cambio, durante el invierno, como la nieve lo cubre todo, las flores, que son muy perezosas y huyen del frío, se quedan arropadas debajo de la tierra.
Entre las flores hay violetas, tulipanes, jjjjacintos y jjjjazmines, estos últimos son los preferidos de nuestro jardinero. ¿Por qué será?… Porque sus nombres empiezan igual que habla el señor J…
El señor J es jardinero porque le encantan las flores y porque su forma de hablar es: «Jjjj, jjjj, jjjj, jjjj». ¡Qué bien! Si nos hacemos sus amigos, alguna vez nos regalará un gran ramo de rosas, claveles o lilas, que son algunas de las flores que hay en el jjjjardín.
El jardinero J cuida las flores con mucho cariño, y por eso están tan bonitas. Para que no pasen sed, las riega poco a poco, y, para que no tengan hambre, les da abono, que es su comida favorita. Abono… ¡Qué palabra más rara! Podéis aprenderla para decirles a vuestros padres que se lo echen a las plantas. Cuando hace frío, el jardinero J guarda las plantas en el invernadero, que es una habitación con muchos cristales por donde entran la luz y el sol. Allí, las plantas están calentitas. Cuando hace demasiado calor, coloca unos toldos en el jardín para que no se pongan mustias.
El señor J trabaja mucho para mantener bonito el jardín. Tiene que remover la tierra para que esté blanda y fresca, pedir a las hormigas que dejen tranquilas a las flores y se vayan al bosque, y vigilar que los mosquitos, las moscas y las cucarachas no las estropeen. También hay que limpiar las flores, quitarles las hojas secas y arrancar las malas hierbas que crecen entre ellas y las dejan sin comida. Los gigantes, como les da mucha rabia que en el País de las Letras haya un jardín tan precioso, ponen, en el aire frío que mandan con sus bocas, semillas de hierbas malas y plantas venenosas para perjudicar a las flores.
Vosotros debéis tener cuidado de no morder hojas ni plantas, no vaya a ser que alguna sea venenosa, como las que mandan los gigantes.
El jardinero J quiere mucho a la princesa I, a la princesa O y al príncipe E, pero debe vigilarles, porque a veces con sus juegos lo estropean todo y le dan mucho trabajo. Acaban poniéndole nervioso. Sobre todo el príncipe E, que le corta las rosas, se sube a los árboles, se deja caer en cualquier sitio o se esconde detrás de las mangas de riego y las enchufa poniéndolo todo perdido de agua, tanto que, si las flores pudieran hablar, dirían: «¡Socorro, que me ahogo!». Pasa mucho rato charlando con los príncipes y contándoles viejas historias. Todos se sientan en el suelo y el señor J empieza a contar: «Érase una vez…». Bueno, lo que él dice es: «Jjjj, jjjj, jjjj, jjjj», pero que quiere decir: «Érase una vez…». Los niños escuchan muy atentos y a veces preguntan: «¿Iiii?», «¿Eeee, eeee?», «¿Oooo?». Otras veces hablan todos juntos, pero ordenadamente, porque, si no, nadie se entiende: «Jjjje, jjjji, jjjjo». Algunas veces los reyes bajan al jardín y se unen a la conversación: «Jjjja, jjjju». Las demás letras también acuden a charlar y todas le felicitan por lo bonito que está el jardín. Fijaos en su cuerpo: es bastante largo, pero no ha crecido hacia arriba, sino hacia abajo, de tanto asomarse al pozo, y le gustaría ser tan largo como para llegar al fondo sin necesitar una cuerda para sacar el agua.No os olvidéis; miradlo bien. Ahora pensamos palabras  con el señor J: jabón, junio, judía…