Family Trees

They are my family

This week we have been talking about families. We explored the idea that our parents’ parents are our grandparents. Each child made a family tree with pictures of the child, his or her two parents, and all four grandparents. It’s been fun for the other students to see their classmates’ families, and the children love explaining who all the «branches» are.

Autumn Leaves

Fotografía
Autumn is here!!

The days are cold and rainy. Summer is gone and autumn is here. The five-year-olds are learning about the season as we make our own colorful leaves with black glue and watercolors.

 

Fotografía
It´s funny!!
Fotografía
Brown, yellow….we used all autumn colors

 

LA SEÑORA DE LA MONTAÑA, LA M

La señora M, que es la mujer del panadero, vivía feliz con sus dos hijas gemelas en la ciudad. Un día decidió ir a dar un paseo al campo, cerca de un espeso bosque que había al lado de las montañas. Después de comer, la señora M resolvió subir a lo alto de la montaña
para ver el paisaje. Mientras observaba todo, le pareció ver una flor que volaba, comenzó a bajar la montaña y aquello que parecía una flor se le posó en el hombro, era una mariposa de bonitos colores.

Al llegar abajo, decidió ir a palacio a enseñarle a los reyes la mariposa. Pero sí, sí… ¡la que se armó!

Los gigantes que estaban jugando con los niños en el País de las Letras, al ver a la señora M con la mariposa gritaron asustados. Todos miraban y no sabían qué pasaba. Salieron corriendo y a su paso destruían todo lo que encontraban ¿Sabéis por qué?

Porque los gigantes tenían un miedo terrible a las mariposas y se volvían como locos. Los gigantes creyeron que lo habían hecho para asustarlos y se enfadaron muchísimo y amenazaron con destruir a aquellos que se atrevieran a pasar a su territorio.

Los reyes avisaron que nadie debía caminar nunca hacia el País de los Gigantes porque el mago Catapún, su rey, estaba siempre alerta.

Los reyes mandaron plantar muchísimos árboles, muy altos, que rodeasen y protegiesen el País de las Letras. Entonces el mago Catapún ordenó a los gigantes que soplasen fuerte, fuerte, con su gran bocaza, por entre los árboles y que mandasen un viento de los más fríos del invierno. Así las letras enfermarían y, a lo mejor, morirían.  Los reyes ordenaron que nadie mirase hacia el País de los Gigantes, para evitar los catarros, las anginas y las pulmonías, casi todos obedecieron, menos una letra que no se había enterado de la prohibición (otro día la conoceremos). También pidieron que saliesen
por la noche, para que no pudieran verlos, pero se daban cada coscorrón…

Pensando, pensando, hallaron una solución: que todos se vistiesen con trajes blancos, los gigantes creyeron que todas las letras habían muerto y que lo que veían eran fantasmas.

Los reyes mandaron a la señora M a vivir a la montaña para que desde allí vigilase a los gigantes, y también si veían algún incendio, ella aceptó encantada el trabajo de vigilante y guardabosques, porque le encanta vivir en el campo y también los animales y pensó que viviendo en la montaña, podría tener unos cuantos para cuidarlos.

Como a toda la familia le gustaba tener animales decidieron construir una cerca y comprar un perro pastor. Todos los habitantes del país colaboraron en la construcción de la cerca, cogiendo árboles caídos o cortando los que podían talar sin hacer daño a los demás y luego plantaron tantos árboles como habían cortado.

Compraron una vaca, tres ovejas, dos corderos y tres cabras, al perro le pusieron de nombre Chispa, porque no paraba de saltar, era muy listo y enseguida aprendió su oficio.

Pronto pudieron ordeñar los animales y hacer queso, mantequilla, yogures.

http://youtu.be/wkfsEjZwAiY

Letrilandia: El Lechero L

Fotografía
El Lechero del País de las Letras

 

Gracias al lechero L, los niños del País de las Letras crecían sanos y fuertes,
porque la leche es un alimento muy importante. Nuestro llllllechero, señor L, hacía
mantequilla con la leche que le sobraba y se la vendía al señor P (el pastelero), a la
doctora le llevaba batidos para que se los recetase a los niños enfermos, y hacía queso para vender, porque es muy nutritivo y pone a los niños muy fuertes.

Todas las mañanas el lechero se levantaba muy temprano para ordeñar las
vacas. La leche la ponía en las lecheras y la llevaba con un carro por la ciudad.
Al llegar cerca de la casa de sus clientes, gritaba: ¡Lllllechero, vendo rica leche!
¿Quién quiere comprar leche?…¡Llllllechero! La gente dejaba sus trabajos y salían a la calle a comprar la leche necesaria para su familia.

Los reyes hacían lo mismo porque también necesitaban leche para sus hijos. A
la princesa O y al príncipe E les encanta la leche fría, la toman como el agua a la hora de comer. La princesa I sólo tomaba medio vaso, porque como es tan delgada
enseguida se llenaba.

Con ella les hacían ricos flanes, natillas con bizcochos o chocolate para mojar
los picatostes que el panadero P les llevaba cada mañana. Hasta la princesa I se
alegraba cuando sus padres preparaban aquellos deliciosos postres.

El príncipe E, tan travieso como siempre, un día quiso llevar la pesada lechera
que el señor L había dejado en el jardín. Cuando ya había conseguido levantarla
bastante, tropezó y se cayó, y con él la lechera y la leche. Parecía que se había dado
una ducha de nieve, con toda la leche por encima. !Estaba tan blanco!

Un perrito que había por allí se acercó a beber la leche y a lamer la ropa de
nuestro amigo. El travieso E. Como siempre, acabó en la ducha. Tuvieron que ponerle ropa limpia. El rey U pagó la leche que se había caído, pero luego el príncipe tuvo que ir devolviendo poco a poco lo que valía la leche derramada, quitándolo de sus propinas.

Normalmente, cuando el lechero terminaba su trabajo, se iba al huerto a coger
llllechugas, que le encantaban en la ensalada. Un día se llevó de paseo a las vacas. Las dejó a la orilla del río pastando hierba fresca, pero, cuando se dio cuenta, ya las tenía dentro del huerto comiéndose las lechugas, así, solas, aunque no estuvieran en ensalada. No pudo enfadarse, pues la culpa era suya por no tener más cuidado. La próxima vez las dejaría atadas para que no hiciesen travesuras.

Letrilandia: El Panadero p

EL PELUQUERO P QUE LUEGO FUE PANADERO

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Uno de los problemas que preocupaban a los reyes del País de las letras era que en su país no había peluqueros. Pidieron voluntarios y se ofrecieron varios para realizar el trabajo, pero lo hacían tan mal que duraron muy poco tiempo. El último que se presentó fue el señor P; empezó su trabajo y todos salían muy contentos: lavaba, peinaba y cortaba el pelo y además cobraba poco dinero.

Un día el señor P había dormido poco y estaba algo despistado, entró una señora a rizarse el pelo y se lo cortó tan corto, tan corto, que casi parecía calva ¡Qué disgusto el de la señora! Lloró, se enfadó, gritó, pero aquello no tenía remedio. Otro día fue un señor a cortarse el pelo, pero él se lo rizó como a una señora y le preguntó si quería que le hiciese un moño. ¡Huy!, Aquel señor salió corriendo de la peluquería y no volvió más.

Como no dejaba de tener despistes, los reyes sugirieron al señor P que dejasela peluquería y buscase otro trabajo. El señor P pidió ppperdón y se fue a su casa. Habló con su familia, y le convencieron de que lo mejor para que le perdonasen, era que pusiese una pppppanadería-pppastelería. El señor P lo estuvo pensando, habló con los vecinos y ellos le animaron también. Dicho y hecho, empezó a hacer pasteles y todos le decían que eran riquísimos y baratos.

Por las mañanas, a la hora del desayuno, el señor P iba al castillo a llevar a la Familia Real los bollos recién sacados del horno. Muchos días le encargaban también una tarta para el pppostre, o ppporras, pppicatostes. Cuando llega al castillo, habla un poco con cada uno para enterarse de lo que le gusta más. Son tan parlanchines que cuando se juntan hablan todos a la vez. Cuando hablan todos juntos dicen cosas que se entienden, como papa, pío, pupa, pipa, y otras muchas. Si al panadero le acompaña su mujer, aún dirán muchas más. Pronto la conoceréis y hablaremos con ella.

 

La biblioteca

Los carnets de la biblioteca
Los carnets de la biblioteca

Los niños de 5 años ya conocemos todas las letras, por eso ya estamos preparados para comenzar la maravillosa aventura de la lectura.

En este tercer trimestre los niños van a poder disfrutar de los libros de la biblioteca de aula , que hemos creado entre todos, preparados con su carnet de bibliotecario y con toda la ilusión de adentrarse en las aventuras que los cuentos  disfrutarán de la lectura y conseguiremos que ésta sea cada vez más comprensiva y fluida.
Bienvenidos a nuestra biblioteca y disfrutar de la lectura.

Entierro de la sardina

Los alumnos de infantil 5 años hemos realizado el entierro de la sardina. Los niños han entendido esta actividad como la fiesta que da por finalizado el Carnaval hasta el próximo año.
Pintando los ataúdes y realizando las sardinas han desarrollado sus habilidades plásticas y han desarrollado uno de los objetivos de infantil: el conocimiento y participación en las costumbres del Carnaval.

Celebramos el Día de la Paz

paloma de la Paz

 

Los alumnos de infantil 5 años hemos celebrado el Día de la Paz, un día para reflexionar y tener la oportunidad de que nuestros alumnos piensen sobre que actitudes y comportamientos que podemos tener para favorecer a tener paz y sentirnos mejor.

Los propios niños fueron nombrando actitudes positivas de compañerismo, cariño, respeto, gratitud, entre otros muchos.Los niños de 5 años ya son capaces de expresar sentimientos y es el momento madurativo ideal para que empiecen a adquirir valores positivos para si mismos y con los demás.

Las maestras de 5 años les trasmitimos que aunque haya un día para celebrar la Paz, debe ser un comportamiento y actitud para todos los días del año.
Tutoras de infantil 5 años

El camarero V

El hermano de la señorita B es más bajito que su hermana. Su forma de hablar es igual; por eso resulta muy fácil confundirlos.
Se pasa todo el día en el bar sirviendo vvvvvasos de naranjada y limonada, y de leche para los niños y las niñas.
Acaba con dolor de pies y eso que usa zapatos bajos para cansarse menos y coger la bandeja con más seguridad. Como no tiene ayuda se cansa mucho y además en verano ponen la terraza y los paseos son más largos.
Tanto y tanto trabajó que la doctora le mandó ir unos días de vacaciones
a un sitio tranquilo, así que la señorita B se ofreció a realizar su trabajo.
Aunque presumida era muy buena hermana.

Entonces empezó el lío, el Señor Estudioso que estaba dibujando el cuerpo del camarero para poder escribir vaso, vino, viernes, vacaciones…, se quedó muy sorprendido cuando vio a la señorita B y la oyó hablar: “ ¡Que raro! ¡Si habla como el camarero! ¡Si suena igualito!” Al pensar esto se le ocurrió que sería divertido poner algunas palabras con el cuerpo de esta señorita y así lo hizo.

El Señor Estudioso era muy bromista y quería ver si la gente aprendía a escribir bien cada palabra o eran unos despistados.

Se lo contó al rey U, que le dijo: “Haced lo que queráis, pero si alguien se equivoca, le diremos que es un despistado”. Desde aquel día es complicado para
las niñas y los niños que no prestan suficiente atención. Sólo existe un truco
para que estos dos hermanos no nos confundan: consiste en observar detenidamente las palabras cuando las encontramos en los libros, y si alguna
vez queréis escribir palabras que suenen “ba, be, bi, bo, bu”, y no sabéis si
poner a la presumida B o al camarero V, preguntádselo a alguna persona mayor.,
que os los dirá encantada.