LAS GEMELAS N Y Ñ

Un día las gemelas se fueron de paseo al bosque, y persiguiendo a un pajarito se adentraron en el bosque y se perdieron. Cuando el pájaro llegó a su nido allí se quedó descansando y cuidando a sus hijitos y las gemelas decidieron volver a casa.
Cuando se dieron la vuelta se encontraron rodeadas de árboles por todos lados y sin ningún camino a la vista.
La dos se asustaron, pero, mientras una empezó a buscar el camino, la otra se puso a llorar: “ñññññ…, ññññññ…” y, mientras lloraba se le arrugaba la nariz como a los bebés; estaba tan asustada que empezó a pensar que por la noche pasaría hambre y frío y aparecerían los lobos.
Los pájaros escondían su cabeza bajo las alas; los árboles meneaban las ramas suavemente para acariciarla, pero ella seguía llorando. Su hermana empezó a sentir miedo también. Aunque llevaban mucho rato andando, seguían sin encontrar el camino y sólo veían árboles y pájaros.

Por fin la Ñ dijo que no caminaba más porque le dolían los pies, la N le dijo que mientras descansaba, ella buscaría un poco más, la Ñ seguía lloriqueando y le pidió a su hermana que no la dejara sola.

En el momento en que el Sol se ponía, vieron que algo se acercaba volando. Era una mariposa. Cuando estuvo más cerca se dieron cuenta que era la mariposa preferida de su mamá. La mariposa en vez de quedarse quieta, se detuvo en la frente de una, y luego en la nariz de la otra y empezó a volar. Esto lo repitió una y otra vez hasta que las niñas le dijeron que se fuera que era una pesada. Ella no les hizo caso y siguió con sus juegos, porque quería que la siguieran para enseñarles el camino a casa.

La mariposa, que había visto a la señora M muy preocupada llamando a sus hijas, decidió salir ella misma a buscarlas. Por el camino fue preguntando a los pájaros hasta que le dijeron dónde estaban las niñas.

Por fin se dieron cuenta de lo que pretendía la mariposa. La siguieron corriendo todo el camino y, al llegar junto a su madre las tres se abrazaron.
Nuestra Ñ cogió a la mariposa, la colocó sobre su cuello y le dijo con mucho cariño: “Quédate siempre conmigo y nunca tendré miedo de nada”.
La mariposa se sintió feliz de haberla ayudado siendo tan pequeña, y todavía más al ver que podía seguir acompañando a aquella niña buena pero miedosa, y se propuso quedarse con ella para siempre y ayudarla a ser valiente y decidida.

Desde aquel día las gemelas se diferencian por dos cosas, por la mariposa que una lleva y la otra no, y por la forma de hablar.

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