Hoy nos ha venido a visitar el personaje más fuerte del País de las letras, el Forzudo R, que como podéis ver es igualito que el payaso R, y es que son hermanos.
¿Os acordáis qué debía hacer el payaso R para poder acompañar a la Familia Real? ¿Me lo contáis?… Tenía que gritar fuerte, haciendo ruido de moto, si era el primero que hablaba, pero debía hablar suave si estaba entre dos personas de la Familia Real: los reyes, las dos princesas y el príncipe.
El payaso R quería gritar algunas veces con fuerza y por eso se fue a buscar a su hermano para que lo ayudase. Su hermano no era tan ruidoso y no quería ir con él, pero el payaso se puso tan triste y le dijo tantas cosas: que no quería conocer a sus amigos, que no quería ayudarle… que al final tuvo que decir:
—Vamos a probar, pero, si sale mal, no quiero saber nada.
—Eres un gran hermano, verás qué bien lo pasamos…
Al ir de paseo, primero se colocaron entre la reina A y la princesa O. Antes se oía aro, pero ahora, al colocarse también su hermano y hablar los dos juntos, dijeron arro; de esta forma, pero se convirtió en perro; y caro en carro. «¡Qué raro!», pensó el señor Estudioso cuando se puso a escribir las palabras; algunas le sonaban mal: oro era orro, por ejemplo.
—¿Ves qué lío hemos armado? —dijo el hermano atleta.
—No os preocupéis —los tranquilizó el señor Estudioso—, porque he resuelto el problema que, desde que los reyes habían ordenado no hacer ruido, creía imposible de solucionar…
Ya puedo escribir perro, carro, porra y arroz, aunque hay otras palabras que suenan mal… Voy a ver cómo lo arreglo.
Para que todo fuera bien, el señor Estudioso habló con los dos hermanos y les convenció de que algunas veces pasearan los dos juntos con los reyes y los príncipes, y otras, el payaso R solo. Así lo hicieron…
Cuando los veamos juntos, haremos ruido fuerte, pero, cuando el payaso R esté solo entre los miembros de la Familia Real, lo haremos suave. De este modo los reyes no se enfadarán con nosotros. ¿De acuerdo?