A las cinco y media de la tarde nos concentramos en la puerta del rascacielos madrileño, y simplemente la estética de la fachada ya servía como pretexto de la gran velada que proponía la Fundación. La exposición se localizaba en la segunda planta y subimos por una maravillosa escalera helicoidal hecha sobre un eje de hierros.
Fuimos directos a las actividades de contacto donde pudimos comprobar la eficacia y precisión de una pipeta automática e incluso, a través de la espera de un par de días, observar la cantidad de bacterias que albergamos en nuestra boca y en nuestros dedos habitualmente. Pero eso sí, cuando nos ofrecieron unas batas de laboratorio para ponernos y posar, ¡no dudamos ni un segundo! Tal vez ese sentimiento de futuros científicos ya esté aflorando en algunos de nosotros…
Hubo tiempo para aprender y también para disfrutar. Tuvimos la oportunidad de poner a prueba el material del que están hechos los satélites fabricados por la compañía Airbus, pero también para acordarnos de nuestro profesor de Física y posar junto a una maqueta de un satélite. En definitiva, una experiencia que seguro que ha hecho mella en muchos de los que fuimos.
Zaira Franco 2ºBTO